"Los adultos siguen caminos. Los niños exploran. A los adultos es gusta recorrer siempre el mismo camino, cientos de veces, o miles; puede que nunca se les ocurra salirse de su ruta, arrastrarse bajo los rododendros, encontrar huecos en vallas. Yo era un niño, lo que significaba que conocía mil y una maneras de salir a la carretera sin pisar siquiera el sendero que llevaba hasta la puerta. Decidí que saldría a gatas del laboratorio, pegado al muro, hasta llegar a las azaleas y los laureles que bordeaban el jardín. Y desde los laureles, ya solo tenía que bajar por el terraplén y saltar la oxidada valla que nos separaba de la carretera."
El océano al final del camino, Neil Gaiman.
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Los hijos del pintor en el salón japonés, Mariano Fortuny y Marsal. |
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